Kosovo es una ciudad históricamente involucrada en asuntos bélicos entre sus habitantes y vecinos. Muchas de esas guerras han quedado en la memoria de sus ciudadanos, algo que en algunos casos desata el rencor entre distintos colectivos. Por ese motivo, ayer por la mañana llegó a Palma un grupo de 16 niños procedentes de campos de refugiados de Kosovo, para pasar quince días en tierras mallorquinas. Los niños son serbios, albaneses y turcos, entre otros. El proyecto ha sido organizado por la ONU con la colaboración de algunas fundaciones y asociaciones y, bajo el nombre «Vacaciones en Mallorca», pretende integrar las diferentes etnias y demostrar que la convivencia entre ellas, a pesar de los conflictos que siguen en la memoria de sus padres, puede ser buena. Sin lugar a dudas, entre los niños no hay guerra, algo que se espera que continúe en un futuro.
A su llegada a Palma, los niños se encontraron con Miquel Roig, alma mater del proyecto, quien comentaba que «la idea surgió después de organizar dos campamentos en Kosovo y ver que el resultado fue positivo». A su vez comentaba «lo difícil que ha sido traerlos a Mallorca; existen demasiadas trabas burocráticas que impiden que se realice una actividad beneficiosa para los niños, ya que verán que existen culturas y sociedades que viven en paz», aclaró. También asistió a la recepción María Cabot, alcaldesa de Bunyola. Su participación ha sido muy importante ya que sin la presencia de una institución oficial en el proyecto habría sido imposible su realización. Cabot explicó algunas de las actividades que harán los niños durante su estancia, como «una visita a la comuna de Bunyola, al reptilarium Green Planet o a los Jardines de Alfàbia».
Los gastos del proyecto serán sufragados, entre otros, con los beneficios de la subasta que se realizará gracias a la Fundación Mathias Kühn. Así como al donativo de la asociación benéfica club Elsa. El alojamiento y comida corren a cargo del Grupo Sol Melià.
S. Mateu