Un año más Santa Ponça escenificó la llegada a Mallorca de Jaume I y su victoria sobre los infieles, que en esta ocasión superaron en número a los cristianos: en concreto 374 sarracenos contra 330 cristianos. A las 18.00 horas llegaron dos naves cargadas de cristianos a la Cruz de Santa Ponça, donde les esperaban más de 3.500 personas; entre ellas, el alcalde de Calvià, Carlos Delgado, y el equipo de gobierno. La historia está escrita y, sin embargo, cada año se vive con fervor el papel de moro o el de cristiano. Santa Ponça es uno de los lugares donde con más realismo se revive la batalla crucial que cambió el curso de nuestra historia, encrucijada de culturas y cultos, en permanente batalla.
Así, los cristianos y los moros desde 1229 se vuelven a encontrar en la Cruz de la Conquista. El rey moro gana la primera batalla y el cristiano, la guerra. Todo esto, escenificado con un gran rigor. Los trajes, las maneras, los sables y ese grito aterrador con el que los sarracenos tal vez quisieron intimidar a las tropas cristianas. «¡Pereced!». Con un sol de otoño, el público disfrutó viendo hermosos caballos, elegantes vestidos, guerreros y toda una amplia comitiva en la que no faltaron dos comparsas, con sus tambores de guerra. Todos recordaron un trocito de la historia, aquélla que recuerda que los moros llegaron en el año 903, que Calvià nació como pueblo en 1285 y que la invasión que marcó la cultura de nuestras islas fue la del rey Jaume I, en el año 1229.
Michels y C. Agustín