El modelo de servicio público que se aplica en los vuelos interinsulares en Canarias establece una única tarifa máxima, sobre la que se aplican los diferentes descuentos, evitándose con ello la posibilidad de que las compañías aéreas puedan incrementar precios sobre la tarifa base máxima establecida, según señalan fuentes aeronáuticas canarias.
Sobre esta tarifa máxima existente en Canarias, las compañías que operan en estas rutas, caso de Binter Canarias, establecen su sistema tarifario, que en determinadas épocas del año propicia que se impongan precios muy por debajo del estipulado en la declaración de servicio público, como sucede con la oferta que aplica esta compañía desde el 7 de julio hasta el 31 de agosto en el trayecto Tenerife Norte-La Palma a 23 euros por trayecto (un 30% más barato del oficial). «Es la posibilidad que tienen las compañías para captar cuota de mercado en rutas donde baja el pasaje en los meses de temporada baja», puntualizan las mismas fuentes.
El servicio público en los interislas canarios, sin embargo es mucho más rígido en cuanto a la programación de vuelos, puesto que las aerolíneas tienen que avisar con varios meses de antelación los cambios de programación e implantación de vuelos adicionales.
Balears
Las compañías Air Berlin y Hola Airlines, a diferencia de Air
Nostrum, han realizado una propuesta muy diferente, puesto que en
vez de pedir un aumento de la tarifa básica, piden una cantidad
fija de subvención, «porque con ello se incentiva la competencia»,
indica el delegado en España y Portugal de Air Berlin, Alvaro
Middelmann.
Ambas compañías puntualizan que la propuesta que impera en estos momentos, basada en la flexibilidad, «invita a incrementar las tarifas, cuando lo que procede es que no se disparan y haya contención de las mismas».
Air Berlin, en este sentido, está volando este verano de Palma a Eivissa a partir de 29 euros. «De lo que se trata es de incentivar al mercado y crear más demanda. Es por lo que optamos por una subvención fija para que cada pasajero elija compañía y no se premie al pasajero de primera clase», puntualiza Middelmann.