Durante este año buena parte de las playas a lo largo y ancho de todo el litoral de Mallorca se han visto invadidas de residuos contaminantes, cuyo origen procede, según diversas fuentes, en su mayor parte de las embarcaciones de recreo. Todos los años Salvamento Marítimo distribuye unos folletos ilustrados en donde se recuerda a los usuarios de embarcaciones el deber de atenerse a una serie de normativas que forman parte de la legislación vigente en materia de respeto al medio ambiente y seguridad en las playas.
De forma sistemática, sin embargo, ante la ausencia de vigilancia, algunos usuarios de barcos privados infringen las más elementales normas de convivencia. Las playas de Palma, especialmente en Cala Major y las del municipio de Calviá, junto a algunas del Llevant, aparecen este verano llenas de burbujas procedentes de los retretes, partículas no biodegradables, brea, y hasta compresas, que atentan contra el ecosistema y dan una pésima imagen turística aportando un riesgo sanitario añadido.
A este problema irresuelto debe añadirse la incívica actitud de algunos patrones de lanchas rápidas, auxiliares de yates y, sobretodo, motos acuáticas que, ingnorando las más elementales reglas de la navegación en la zona litoral, pasan a gran velocidad entre los bañistas en actitud desafiante y exhibicionista cuando no hay balizamiento. En estos casos se ignora por completo la obligación de mantener una distancia mínima de 200 metros de la costa.
Gabriel Alomar