JAIME MOREDA
Sólo el mal manejo de los aceros de «Jesulín» en el cuarto de la
tarde impidió que se completara el pleno y que todos los toros que
se lidiaron ayer en la plaza de toros de Inca fueran al desolladero
sin las orejas. De todas formas, no está nada mal que se cortaran
diez, que se dice pronto. Nada más pisar el ruedo el diestro de
Ubrique tenía dos orejas ganadas. Prueba de ello es que su faena al
primero de su lote fue anodina dada la invalidez del astado. Un
trasteo a media altura sin emoción y a pesar de ello y de la
estocada más que trasera le fueron condedidos los dos apéndices.
Con el cuarto, segundo de su lote y el mejor toro de la corrida,
aunque eso tampoco es decir mucho, el diestro estuvo mucho mejor y
ejecutó pases de bella factura como dos pases cambiados por bajo y
una buena tanda de naturales. Un pinchazo, un pinchazo hondo y dos
descabellos acabaron con la vida del animal y el torero fue
premiado con una gran ovación.
Francisco Rivera Ordóñez estuvo muy serio y concentrado toda la tarde. Su primer enemigo, de «Los Eulogios», tenía tan poca fuerza que si hubiera habido un poco de viento hubiera perdido las manos todavía más veces. Optó por el tremendismo ante la inutilidad del astado, cosa que encantó al respetable. Mató de una buena estocada y, dos orejas. Con el quinto destacaron una media verónica y una revolera en los lances de recibo. Con la muleta comenzó la faena con unos ayudados por bajo muy toreros y lo mejor fue una tanda de naturales mirando al tendido. El público femenino casi se desmaya cuando hizo un desplante tirando la muleta y el estoque. Un pinchazo y una gran estocada le valieron otras dos orejas.
Por su parte, Rafael de Julia es un torero de plazas más serias. Toreó muy bien tanto con el capote como con la muleta a sus dos oponentes y su esfuerzo se vio recompensando con los mejores pases de la tarde. Sin embargo, tuvo que recurrir a un toreo más tremendista para que su labor calara en los tendidos, a pesar de que ni él mismo se cree este tipo de trasteo de desplantes y con la rodilla en tierra que tan bien se da a otros toreros. Con la espada falló en su primer encuentro al tercero, pero tras el pinchazo logró una estocada entera aunque un poco caída que le valieron dos orejas. Al sexto de la tarde le instrumentó sin embargo una casi entera en muy buen sitio al primer encuentro y conquistó igual cantidad de trofeos.