Ana Mei se llama la niña que por fin pudo llegar a Palma acompañada por sus padres, Andrés Juan y Cristina Rapp, después de un largo y difícil «parto» que empezó el mes de mayo pasado cuando estaban ya a punto de ir a China y se detectó el brote de neumonía atípica. Entonces la posibilidad de entrada y salida del país asiático quedó completamente bloqueada y con ella el billete de avión para ir a buscarla. Ana Mei pudo ayer al fin ser recibida con una gran alegría por todos sus familiares y amigos que estuvieron en esta peculiar «maternidad» en la que se convierte el aeropuerto cuando llega un niño al que, por primera vez, sus familiares le pueden ver. Y así fue. Lágrimas, besos, felicitaciones y mucha emoción en Son Sant Joan.
La niña se llama Ana porque a sus papás les gusta el nombre y Mei, que significa dulce en chino: «Es su nombre, una de las pocas cosas que tienen y algo que siempre se respeta» afirmó Ramón Rotger, presidente de la Asociación de Adopción de las Islas Baleares (Aiba). Los padres, como es lógico, llegaron agotados «al fin y al cabo, han sido más de 16 horas de viaje». Aunque aseguran que ha sido «una experiencia irrepetible». Cristina, la feliz mamá, llena de lágrimas, aseguró que «volvería a pasar por esto 1.000 veces si hiciera falta». Andrés, también muy emocionado, reconocía: «sólo tengo ganas de llegar a casa».
Así, entre felicitación y felicitación, el matrimonio enseñaba a su preciosa hija a otras parejas que esperan en breve pasar por esta experiencia. Cristina contaba que había encontrado a Ana Mei en perfecto estado: «Bien alimentada, contenta, limpia...». Dos meses de larga espera y un periplo por medio mundo pero bien está lo que bien acaba, «porque no se puede luchar contra ciertas cosas».