Una especie de tortugas tropicales que se regalaban hace años como mascotas se ha convertido en un serio peligro para las especies autóctonas en el bosque de Bellver. Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil han detectado la presencia de una colonia de tortugas «no autóctonas» en la zona de Gènova, que «podrían perjudicar a las especies autóctonas y causar un desequilibrio». Por este motivo han remitido un informe a la Conselleria de Medi Ambient y al Ajuntament de Palma, responsable del bosque de Bellver, para que se adopten las medidas oportunas.
Las tortugas se han localizado cerca de una charca y se parecen a las llamadas de «orejas rojas». En el año 1998 se prohibió la entrada de esta especie de tortugas en España, pero hasta esa fecha se podían comprar en muchas tiendas de animales de la Isla. Los ejemplares que se han detectado en el bosque de Bellver tienen una longitud de unos 20 centímetros y todo apunta a que fueron liberadas por sus propietarios. Las tortugas eran pequeñas cuando se vendían en las tiendas y al crecer se convirtieron en un problema para sus dueños, quienes procedieron a liberarlas en el bosque de Bellver.
Fuentes de la Guardia Civil han explicado que esta especie de tortugas se reproduce mucho más rápido que las autóctonas y si no encuentran nada para alimentarse llegan a comerse entre ellas. Por este motivo suponen un serio peligro para las especies propias. Desde la Guardia Civil se explicó también que para capturarlas se utiliza chorizo y jamón, pero se esconden con rapidez en el agua al sentirse amenazadas. En el informe del Seprona se indica la zona donde han sido localizadas las tortugas. Al parecer, este mismo problema ya se produjo hace varios meses en s'Albufera de Alcúdia, donde también se detectó una colonia de tortugas no autóctonas.