El litoral de Santanyí destaca por sus acantilados abiertos a una sucesión de calas originadas por la erosión de las torrenteras, cuyos cauces en algunos casos forman espectaculares entradas. Es el caso de Cala Llombards, originada en la desembocadura del torrente Son Morlà y que ante una larga y angosta rada dispone de una playa de fina arena que se extiende tierra adentro cerca de trescientos metros. Pese a su carácter natural es una playa equipada y notablemente concurrida tanto por parte de un público local como extranjero de todas las edades. La inmediatez de la zona turística y hotelera edificada a raíz del proceso urbanizador iniciado en los años sesenta y constituida por viviendas unifamiliares de segunda residencia, determina su proyección, a la que contribuye la cercanía del célebre Pontás, monumento geológico natural de fama internacional y que inspiró al célebre mestro Bernareggi, entre otros muchos pintores.
Cala Llombards nos ofrece un profundo mar de Llevant azul marino, con frecuencia algo alterado, que podemos disfrutar con la seguridad que nos da el contar con una zona balizada y a salvo de embarcaciones. Y es que frente a la arena, como ocurre con buena parte del litoral de Santanyí, se conserva un interesante escar que alinea una hilera de grandes puertas pintadas de verde para resguardar en su interior a las barcas. Dos incluso poseen pequeñas viviendas en la planta superior.
Frente a esta típica construcción marinera y en la parte derecha de la playa mirando al mar, el visitante dispone de un pequeño sendero que recorre la parte superior de las rocas hasta un embarcadero desde donde quienes no gustan de la arena pueden zambullirse en plena bocana.
Gabriel Alomar