Cerca de las diez de la mañana Rania, la esposa del rey de Jordania Abdalá II, subió al pantalán más largo de Puerto Portals, el que está situado frente a la torre, e inició el calentamiento. Durante hora y media, la reina consorte estuvo recorriendo de punta a punta el pantalán, y a buen seguro recorrió unos cuantos kilómetros, sin pausas y tampoco sin prisas, pero a un buen ritmo, lo que demostró que su estado físico es muy bueno. Pero lo que no puede ocultar la reina jordana es su extremada delgadez.
Su ajustada indumentaria -camiseta blanca y pantalón oscuro
largo- así lo delataba. Con la única compañía de un disc-man,
gracias al cual escuchaba música a través de sus auriculares, la
elegante Rania de Jordania sudó la camiseta.
Una vez hubo terminado el ejercicio físico, se marchó al yate,
donde se cruzó en la pasarela de la embarcación con los más
pequeños.
Los niños, con colchonetas de agua, bañadores, gorritos y la
«nurse» se iban a pasar el día a la playa de Palmanova. Mientras,
el rey Abdalá II llegaba de una reunión, y tras él la compra, con
bolsas y bolsas de Carrefour que subieron al yate. Minutos más
tarde encendieron los motores, soltaron amarras y pusieron rumbo a
la Serra Nord, tras pasar por aguas de Andratx y Sant Elm, hasta
llegar a sa Foradada, donde fondearon. A última hora de la tarde
pusieron rumbo al Port de Sóller para cenar en el restaurante Cas
Puers de Sóller.
Julián Aguirre