El calvario de la selectividad vivió ayer su segunda y penúltima jornada en un ambiente de mucha más tranquilidad y sosiego que el primer día. La tensión y los nervios del martes quedaron como un mero recuerdo de la primera impresión que todo alumno tiene al enfrentarse por primera vez al examen de los exámenes, a la última batalla antes de emprender un nuevo rumbo estudiantil, ya como universitario.
La serenidad da vía libre a la «fiesta de selectividad» que se desarrolla paralelamente a la realización de las pruebas, en los pasillos y en el césped del campus. Los chicos y chicas que pasan por este peldaño formativo disfrutan allí de un ambiente previo a su próxima vida universitaria; entran en contacto con el campus universitario, disfrutan de una libertad adulta y conocen gente nueva, incluso amores nuevos.
Verónica Martín reconoce que los descansos entre examen y examen «recargan las pilas para el próximo». Algunos de los chicos se dedican a repasar los apuntes de las distintas asignaturas pero otros prefieren descansar la mente con un poco de diversión. Las risas y el buen humor es primordial entre estos jóvenes. Es el caso del grupo de chicas formado por Noelia Palmer, Laura Pascual, Marian Pons, Nuria Maimó, Mª Àngels Roca y Chela Ramis que disfrutan del paréntesis con una buena terapia de carcajadas, cotilleos y alguna que otra miradita a sus compañeros masculinos.
S.Coquillat