Durante más de tres años, Tiffany Blackman ha sido una de las mujeres de poder de Balears. Al menos durante ese tiempo y al frente de Ibatur ha desatado envidias, celos, pasiones y nuevas propuestas para el turismo del Archipiélago. En el último de sus viajes como directora general del Instituto Balear de Turismo, Tiffany nos confesaba en Lisboa algunos de sus secretos no profesionales, y lejos de la política descubrimos una persona aventurera, sensible, divertida y que sabe estar en cada momento, navegando, buceando, haciendo senderismo o en una de las fiestas más glamourosas.
-Tres años y dos meses al frente de Ibatur. ¿Qué ha sido
lo más positivo?
-Conseguir hacer un plan de márketing, una imagen corporativa. Por
supuesto, conocer personas interesantes, aprender a diario no sólo
del turismo, también de una misma y el hecho de viajar, que me
encanta.
-¿Y lo negativo?
-El estress, la hipocresía, la manipulación, falsedad y mentira,
además de no poder tener una vida familiar. Confieso que he
recibido puñaladas traperas y he aprendido que los enemigos los
tenemos en casa.
-¿Cómo es el sector turístico?
-Es un mundo muy machista, muy visceral, en el que en ocasiones
faltan profesionales, pero por el contrario es un mundo muy
apasionante.
-¿Faltan más mujeres en política?
-Yo diría que sí. Pero no por el hecho de ser mujeres. El hombre,
ante un objetivo arrasa con todo lo que hay por delante. La mujer
intenta cuidar lo que se encuentra por el camino teniendo una mayor
capacidad humana.
-¿Se marcha con los deberes hechos?
-Lo que nos propusimos hemos logrado hacerlo, quizás hayan faltado
dos o tres cosas pero por falta de colaboración de otras
instituciones.
-¿Alguna proposición deshonesta mientras desempeñaba su
cargo?
-Uhmm -sonríe-, serias unas seis más o menos, e intentos, a
centenares. Incluso he recibido de mujeres.
-¿Le queda alguna locura por hacer?
-Tengo muchas por hacer. En mi cargo he tenido que reprimirme
alguna.
Julián Aguirre