La Hermandad Rociera de Palma de Mallorca regresa esta noche del Rocío, tras hacer el Camino y haber cumplimentando a la Blanca Paloma. Nosotros regresamos ayer, una vez finalizado esalto de la reja, una tradición centenaria, que protagonizan exclusivamente los mozos de Almonte, y en la que no permiten la participación de nadie, pero que todo romero, sea devoto o curioso, debe de ver.
Es, ¿cómo se lo diría?, un rito en el que los jóvenes almonteños mezclan la histeria con la devoción que sin duda profesan a la Virgen, y que elevan a la máxima potencia en el tránsito del Domingo de Pentecontés al lunes. Por cauces reglamentarios intentamos ser testigos desalto de la reja, «pero olvídate», dijo el presidente de la Hermandad palmesana tras consultar con alguien de la Matriz, que es la que manda.
Así que con otros cuatro de la Hermandad mallorquina, y en lo que todas las hermandades rezaban el rosario en la explanada próxima -dos horas de rezos-, entramos en la ermita, a esas horas de la noche, las once, semivacía para cómo iba ponerse de gente horas después, pues su capacidad es de mil personas, y allí, a las tres de la madrugada, un minuto antes desalto, sobrepasaríamos los diez mil.
Pedro Prieto