Quienes hayan asistido a los mítines del PP habrán reparado en ella. Y quienes estuvieron en el que dio Aznar en Son Moix, más todavía, pues permaneció siempre a su lado, presta para llevarle agua a nada que se lo pidiera. Y es que Ana Garau, de 16 años, fue la azafata asignada al presidente del Gobierno.
-Imagino que a veces te habrán mirado más a ti que a
quien da el mítin, ¿no?
-En los mítines del PP se
han dicho cosas interesantes que han acaparado toda la atención. En
cuanto a lo de piropearme... En uno, vi una bandera que llevaba un
chico que había escrito !Guapa! y abajo el número de su
móvil.-Vistos de cerca, ¿quién es más alto, Aznar o
Matas?
-Son más o menos iguales, y los dos con mucho
carisma.
-Pero Zapatero es más guapo.
-Hoy no es como antes, en que era más importante la cara que el
mensaje. Hoy Aznar convence mucho más que Zapatero. Es más
coherente y no habla por hablar. Zapatero sólo sabe hablar de la
guerra, dePrestige, cosas que los del PP lamentamos.
-El PSOE ha dicho que por haber apoyado la guerra somos
un objetivo del terrorismo.
-Eso es una excusa. Como
no tienen muchos argumentos, dicen ahora eso. Pero nadie los
cree.
-¿Te habló Aznar?
-Me preguntó cómo me llamo. «Ana», contesté, y él sonrió. Luego me
dijo que en las próximas elecciones me quería ver.
-Deduzco que no estás de acuerdo con el
Pacte.
-En absoluto. Son cinco formas de pensar distintas y de ese modo no
es posible gobernar. Y así les ha ido anteayer. Por eso y porque
han conseguido que venga menos turismo y también porque la
moratoria ha supuesto la pérdida de muchos puestos de trabajo. Y si
no hay empleo tampoco hay calidad de vida. Y la mayoría nos
queremos independizar, pero para poder hacerlo hay que
trabajar.
-¿Qué opinas de Maria Antònia Munar?
-En mi opinión es la mejor del Pacte, la más preparada y la más
inteligente, tanto que tras el 25-M sigue políticamente viva.
-¿Te han sorprendido los resultados de las
elecciones?
-Tras los cuatro años vividos con el
Pacte, no. Eran de esperar. Y en Palma, menos todavía, ya que otro
posible pacte no ofrecía nada salvo recordar la guerra.
Pedro Prieto