Desde enero del presente año la Biblioteca Cultural Artesana, situada en el centro Cultural de La Misericordia, ha instalado tres ordenadores con acceso gratuíto a Internet, con idea de ofrecer un servicio cada vez más necesario en la sociedad actual, a todas aquellas personas que necesiten un método de comunicación y de información. El hecho de que la BCA sea una biblioteca especializada en arte es otro de los motivos que ha impulsado la oferta de este servicio; ya que, en palabras de Edu Torres, encargada de la biblioteca, «en multitud de ocasiones acude mucha gente en busca de información que no posee el archivo, por lo que les es muy útil disponer de este método complementario de búsqueda de datos».
Entre los ciudadanos la idea se ha acogido con gran entusiasmo, lo que se demuestra en el hecho de que durante el horario en el que el servicio está disponible, nunca queda un hueco libre. La mayoría de los usuarios que hacen uso de Internet son estudiantes universitarios o extranjeros, principalmente eslavos, que han encontrado en la BCA un método de comunicación totalmente gratuíto. Las condiciones para acceder a los ordenadores de la biblioteca son básicas, acudir al mostrador para abrir una ficha con los datos del usuario; comprometerse, mediante la firma de la solicitud, a hacer un uso correcto de la instalación, no accediendo a ciertas páginas ni chateando y dejar libre el ordenador al cabo de media hora si hay mucha demanda.
Además de Internet, también se puede hacer uso de la impresora
pública, con un máximo de diez copias por consulta; en el caso de
necesitar la obtención de un número mayor de copias, los encargados
deberán dar el consentimiento previo. Según los propios
responsables del servicio «la instalación del acceso a Internet
merece una alta valoración, no sólo por constituir un complemento
fundamental al fondo de la biblioteca, sino porque podemos ofrecer
textos y publicaciones en su idioma a extranjeros que no dominan el
español y a los que les resulta muy complicado encontrar obras en
su lengua aquí en la Isla».
Irene M. Pery