Estamos metidos de lleno en la campaña electoral y de aquí al 25 de mayo vamos a ver y escuchar toda clase de buenas intenciones, y también, por desgracia, algunas descalificaciones entre candidatos. Pero vayamos a lo positivo. El president Francesc Antich ha desvelado los puntos básicos de su programa electoral. Como socialista que es, lógicamente, el énfasis está en el carácter social y público de sus propuestas, aunque tampoco dejó de lado asuntos ecológicos y económicos.
Siempre es bueno poner el acento en lo que se quiere conseguir en ese proyecto de país o de sociedad que se lleva in mente, pero tampoco podemos olvidar lo que ya se ha hecho, en el caso de los candidatos que ya han ostentado el poder, ni tampoco las asignaturas pendientes.
En este sentido, Antich vuelve a reiterar su oposición a la construcción de más autopistas, su apuesta por el transporte público y su firme decisión de proteger el territorio.
En términos económicos plantea la necesidad de dialogar con el sector turístico. Tras cuatro años de permanente enfrentamiento entre el Govern y el principal motor económico balear -y habría que preguntarse por qué lado se ha perdido más- es indudable que después del 25-M las cosas van a cambiar. Cambiarán tanto si el PP vuelve al poder como si sigue el Pacte. Los hoteleros no podrán permitirse el lujo de permanecer otros cuatro años sin hablar con el Ejecutivo autonómico. Por otra parte, Antich insiste en lo importante de diversificar nuestra economía y en la idea de no seguir creciendo a cualquier precio.
En líneas generales propone un programa de continuidad que, como siempre, convencerá a los ya convencidos y dejará fríos a quienes le critican. Pero hay que reconocer que el talante social ha sido la gran asignatura pendiente de Balears durante años y es hora de reivindicarlo.