IOLANDA PERICÀS
El calles céntricas de Palma se llenaron ayer con los sones, las danzas y el folclore de las cuarenta y siete agrupaciones que participan este año en el X Festival Mundial de Danses Folklòriques. Durante cinco días estos grupos de danza acercarán al público mallorquín las tradiciones musicales de veinticuatro países de todo el mundo. Los actos del Festival se iniciaron con un passacalles que fue desde la plaza Mayor a la plaza de España, donde tuvo lugar la ceremonia inaugural y la bienvenida a todos los participantes. Posteriormente siete de las agrupaciones participantes ofrecieron una pequeña muestra de su repertorio.
Guillem Frontera, en nombre de la Fundació Balears 21 y Joan Bauçà, en representación del Ajuntament de Palma, (ambas entidades patrocinan el festival) dieron la bienvenida a los participantes, afirmando que este encuentro es «un ejemplo de la concordia que debería haber en el mundo» y que Palma deviene en «la ciudad más solidaria». Después de los parlamentos empezaron las actuaciones, que ya antes, durante el recorrido del pasacalles, habían tenido lugar.
Desde la plaza Major los diferentes grupos iban haciendo pequeñas demostraciones, enseñando a los peatones y curiosos las más diversas danzas, desde las coloridas danzas sudamericanas de México o Puerto Rico, a las danzas guerreras de Argelia, pasando por las diferentes variantes de la jota que se baila por toda España o las danzas sajonas, nórdicas y eslavas. Los mallorquines de la Escola de Música y Danses de Mallorca de Bartomeu Ensenyat abrieron el turno de actuaciones en la plaza de España. A éstos los siguieron los colombianos del Grupo Folklórico Buscaja, que acompañados de un demonio y de la figura de la muerte escenificaron descalzos una danza típica de su país.