Una amalgama de ruidos perfectamente identificables, motores de máquinas excavadoras que en sus enormes palas transportan el material de deshecho, ruidosos compresores para hacer funcionar los estruendosos martillos neumáticos con los que levantar las antiguas aceras o romper el terreno, martillazos, anuncian que una de las últimas «grandes obras» de la agonizante legislatura municipal está cerca.
Se trata de la construcción de los aparcamientos subterráneos, que ya está incumpliendo plazos, pero cuyo final de obra se espera para el electoral mes de mayo, dos meses después de lo previsto cuando el 19 de abril del 2002 empezaron los trabajos, y también los problemas con el vecindario. El cartel que el Ajuntament instaló en el parterre central de General Riera lo anuncia claro y diáfano: «Aparcament Santa Pagesa. Creació de 700 places d'aparcament subterrani i rehabilitació de la plaça. Places per a residents: 520. Places de rotació: 180. Plantes: 4. Pressupost: 12.809.945 euros. Data d'inici de les obres 1/2002. Termini d'execució: 15 mesos». Según esto, la construcción debería haber concluido en marzo, y los mandatarios municipales se atrevieron a vaticinar que antes, pero los augurios en el caso de las obras públicas siempre suelen declinarse en contra de los deseos, y esta vez no ha ocurrido lo contrario. Como siempre, los pretextos del mal tiempo y las lluvias habrán servido para justificar la demora y pedir más paciencia a los vecinos, los cuales se manifiestan al borde de la desesperación a causa de esos desaforados decibelios que diariamente amenazan con destrozarles los tímpanos. Pero por lo menos ya se notan progresos. El adoquinado de la calle Hornabeque se encuentra casi completamente colocado, y la plaza presenta un aspecto aparatoso, propio de cualquier obra, lo que produce una sensación de caos, aunque no necesariamente tenga por qué ser así.
Las plazas ya han sido sorteadas y se espera que el alcalde
Fageda aún le de tiempo para cortar la cinta inaugural, cosa que
casi con toda seguridad no podrá hacer con los aparcamientos de Vía
Roma, a no ser que inauguren sin terminar la obra, que todo es
posible.
Pep Roig