Que la primavera está llamando a la puerta con fuerza es algo evidente. Basta, si no, con ver los días que está haciendo desde el pasado fin de semana en el que el mal tiempo que nos ha estado acompañando durante semanas parece haber dicho adiós. Al menos, momentáneamente. Y es que ayer, además de sol y mar en calma, hizo algo de calor, tanto que a mediodía la ropa de invierno sobraba, especialmente abrigos y chaquetones.
No nos extrañó, pues, ver a lo ociosos, o a los que gozan de días libres, o los que disfrutan de las vacaciones, salir a la calle dispuestos a disfrutar de tan excelente jornada. Incluoso los hubo que sacaron el bañador de la maleta en que se guarda la ropa de verano, o del fondo del cajón del armario, se lo pusieron y se fueron a la playa, dispuestos a tomar el sol durante un buen rato. Y quien no lo hizo en bañador, lo hizo a calzón largo, sin camisa.
Vimos también a otros patinando con su perro, o pedaleando sobre el carril bici, o haciendo footing, o en camiseta o sin camisa, paseando, para terminar en la terraza del bar, aún cerrado, semiestirados sobre la silla, o sobre el poyete, cara al sol, tratando de arrancarle el mayor número de rayos. Y es que la primavera reclama su lugar. Pedro Prieto
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