Las integrantes de la compañía Ciutat Dansa han puesto su mirada en las rondalles. Lo hacen mañana domingo en el espectáculo que estrenarán en el Conservatorio con motivo de la Diada de les Illes Balears. El montaje, con coreografía de Mar López, se titula El Pou de sa lluna. En esta ocasión sólo bailarán Mabel Ribas, la joven aspirante Cristina Juaneda y Mar López porque el tercer miembro de la compañía, Silvia Riutort, se recupera de una operación. Ante la falta de oportunidades para bailar en Balears, Silvia se lamentaba ayer de su mala suerte: «¡Para una vez que nos encargan algo bonito yo estoy lesionada!».
La coreógrafa explicó que el espectáculo «ha sido concebido como una recreación del mundo imaginario y fantástico presente en la literatura popular isleña». Con este montaje, que se hará con música en directo, «no sólo queremos rendir tributo a estas narraciones, sino, también, poner de manifiesto que transmiten valores y contenidos de absoluta vigencia en la actualidad, son aspectos de la vida como la solidaridad, la amistad, la libertad, el amor, la imaginación, el respeto a los animales y la naturaleza».
Y a todo ello imprimirán, mediante la danza, «una visión actualizada, cosmopolita e innovadora». Así es como la compañía entiende su trabajo, innovando sin perder de vista la base de formación clásica. «Aunque en este espectáculo, al haber un argumento concreto, el movimiento puede ser más abstracto, más gestual, es un lenguaje que habíamos tocado menos porque es la primera vez que trabajamos sobre una historia», dice Mar López. Sobre el escenario, tres princesas quieren ser tan bellas que, mirándose en un pozo acaban cayendo en él. Al final, un campesino las rescata y se casa con una de ellas.
Este pagés lo encarna un maniquí que Mar López utilizó por primera vez hace unos meses en un montaje que bailó en solitario por encargo de Pere Santandreu, gerente de Sa Mániga.
Esos son los hechos que se narran El pou de sa Lluna tras los que se está hablando «de la vanidad», apunta la coreógrafa. La escenografía, en la que han colaborado Laura Matas y Biel Aguiló, «está basada en la iluminación y en unos espejos» y es obra de Miquel y Pere Fuster.
«Visualmente se ha buscado una atmósfera mágica, al estilo de los cuentos, imaginativa, efectos que se consigue básicamente con la luz».
La música es, por supuesto, un factor clave. Habrá composiciones de Miguel Angel Aguiló, colaborador habitual de Ciutat Dansa; J.Amiot; Bach; Sa lluna pagesa, de Joan Marí, de UC, y letra de Marià Villangómez y Cançons populars de noces procedentes de Cabo Verde, temas que interpretarán a la percusión Susana Pacheco y en la cuerda Miquel Àngel Aguiló, Kepa Artexe y Ferenc Racz. El vestuario fue obra de Maribel Heredia. Mar López comentó ayer que la joven bailarina Cristina Juaneda es una apuesta de la compañía «porque queremos incorporar nuevos valores». Para todas ellas resultará un día especial porque saben de las dificultades para expresar su arte en esta tierra.
Mariana Díaz