Cil Buele, diputado regional por el PSM, a nada que cobró su primer
sueldo como tal, acordó con su mujer abrir un local en la calle
Tiziano de Palma para instalar la Fundació Picamall, creada también
por él con el fin de fomentar los pueblos y la cultura de
Mallorca.
Ayer, en dicha sede, Cil reunió a la mayoría de los
ecuato-guineanos que residen en Mallorca, y lo hizo por dos
motivos, «para ofreceros este local para lo que deseéis» y para
decirles, «sobre todo a los que no me conocéis», que era hijo de
ecuato-guineano, «aparte de que fue el primer negro que llegó a
Mallorca», también para contarles que, pretendiendo conocer la
tierra de su padre, organizó un viaje a Malabo para el pasado día 3
de enero, viaje que no pudo hacer «ya que el gobierno de Obiang no
me concedió el visado debido a que no era español, como había
puesto en la petición, sino guineano, según daba a entender mi
apellido, el mismo que llevan mi sobrina y mi ahijada, que me
acompañaban en el viaje, y a quienes sí les dieron visado».
Al acto asistieron ecuato-guineanos ilustres, tales como
Honorina Buika, su hijo Guillermo Balboa Buika, Cecilia Sopale,
Cecilia Borikó, Feliciano Nguema -que nada tiene que ver con
Obiang-, Paulino Bitata, José Jhardi, Delfina Ebulabate, Vitorino
Bolekia -que fuera alcalde de Malabo-, Andrés Buele, hermano de
Cil, las cinco personas que iban a viajar con él a Malabo, a saber:
Teresa Gené, su mujer; Isabel Rosselló, su ahijada; Silvia Buele, y
su sobrina, Raquel Buele, y alguno más que seguramente se queda en
el tintero.
Durante la reunión, que se prolongó hasta cerca de las dos de la
tarde, y en la que hubo un pequeño refrigerio a base de coca amb
verdura, Cil, con el beneplácito de los guineanos allí presentes,
creó dentro de Picamall la sección Guinea, que tendrá la misión de
unir a los guineanos de Mallorca -«que pienso que somos muchos más
de los que estamos hoy aquí»- y al mismo tiempo dar a conocer
Guinea Ecuatorial en Mallorca «por si alguien quiere ir a
visitarla».
También se visionó un vídeo que Cil hizo con la historia de su padre desde que llegó a Mallorca hasta que murió «y que hacíamos cuentas que vieran nuestros parientes de Sam Paka, pero que tendrá que ser en otra ocasión, cuando me den visado».
Buele recordó algunas anécdotas de su padre, -cuya fotografía
preside un pared del local, por encima de otras y de recortes de
diarios, -a quien al principio de su estancia en Mallorca se le
conocía como el negro que tenía el alma blanca- «más que nada por
el título de la película del mismo nombre, y entre otras cosas
también porque no había más negros que él».
Cil, finalmente, entregó a los guineanos de Mallorca la carta que
envió al presidente Obiang en la que mostró su desencanto por no
haber podido conseguir visado y la esperanza de lograrlo algún
día.
Pedro Prieto