La tradición de Sant Blai fue seguida ayer en Palma por numerosos e incondicionales devotos del santo abogado contra los males de garganta.
Entre las pocas iglesias parroquiales que siguen esta costumbre están Sant Nicolau y Santa Eulàlia. En este último templo se registró numerosa afluencia de gentes de todas las edades que llevaron a bendecir los alimentos y posteriormente recibir el óleo bendecido de Sant Blai.
Esta piadosa actividad se llevó a cabo desde las siete y media de la mañana dirigida por el padre Francisco Cobo. Por grupos, el sacerdote fue bendiciendo los alimentos que portaban en sus bolsas los fieles, que contenían caramelos, regaliz, pastillas para la tos y, sobre todo, muchas y variadas chucherías. Luego, quien lo deseaba, pasaba a venerar la imagen de Sant Blai y recibir el óleo bendecido que el padre ponía en la garganta, para protegerla de enfermedades. Sant Blai, quien fuera obispo de Sebaste (Armenia), conocido por suplicar que fuera expulsada una espina de la garganta de un joven, obrándose el milagro, tuvo ayer muchos seguidores. Por la mañana acudieron a las iglesias personas de mediana edad y por la tarde hubo madres jóvenes que llevaron consigo a sus hijos.
Amalia Estabén