Día de relevo ayer en Galicia. Mientras que se despedían los voluntarios que durante una semana han estado trabajando en la costa de Camariñas, cien soldados de Mallorca se establecían en el pueblo de Agualada en espera de que se les confirme el destino, que posiblemente sea en las costas de Coido do Cuno, en Muxia. También hoy llegará a Camariñas la segunda expedición patrocinada por el Govern Balear.
Ambos grupos se encontrarán con que el fuel oil ha vuelto a cubrir las rocas y la arena de la zona. Eso lo pudieron comprobar el viernes los del primer grupo, que vieron, atónitos cómo la capa de chapapote había triplicado su cantidad con respecto al día de su llegada. Por cuarto día consecutivo, las embarcaciones tratan de recoger el fuel que compone la mancha que ayer se encontraba a escasas dos millas de la costa. Los barcos regresaban a puerto con los depósitos repletos de chapapote y los pescadores mostraban su pesimismo pues advertían que «la mancha es tan extensa que se pierde a la vista».
Los mallorquines, soldados y voluntarios, encontrarán un tiempo apacible, si lo comparamos con el temporal que padeció el primer grupo. En contraposición, tendrán mucha más brea que retirar pues sigue entrando en gran cantidad y no parece que desde las embarcaciones se pueda impedirlo. Esa nueva avalancha ha llevado el pesimismo a la zona, que se une a la decepción por haber quedado excluida de los multimillonarios planes que aprobó el Consejo de Ministros celebrado en A Coruña el pasado viernes. Para la Costa da Morte, un parador.