JUAN C. PALACIOS
Desde hoy y hasta el próximo sábado tendrá lugar un encuentro
ecuménico entre las distintas confesiones cristianas. En él,
católicos, ortodoxos, anglicanos, evangélicos luteranos y miembros
del Ejército de Salvación se reunirán para afianzar el sentimiento
de un vínculo común sustancial, por encima del distanciamiento
marcado por la historia.
De los 2.000 millones de bautizados cristianos repartidos por todo el mundo, tan sólo la mitad son católicos. Diferencias considerables en la aceptación de los dogmas originarios y en la práctica del culto religioso hacen del cristianismo un conjunto heterogéneo con multitud de variantes, aparentemente irreconciliables.
Ante un panorama complejo, el espíritu ecuménico, formado como movimiento activo en el S. XX y de presencia muy viva en la Iglesia católica desde el Concilio Vaticano II, implica la necesidad de acercamiento, de relación amistosa y de reconciliación entre las iglesias divididas en el pasado, con el fin último de rehacer la unidad visible de todos los cristianos. De este modo, se impone como tarea salvar las distancias en la medida de lo posible, ahondar en lo común para recuperar la cohesión perdida.