S. CARBONELL/J.J.SERRA
La consellera de Salut i Consum, Aina Salom, no comparte la opinión
de las asociaciones agrarias de Balears que el lunes presentaron un
escrito pidiendo al Govern que excluya al vino del anteproyecto de
ley sobre drogodendencias y otras conductas adictivas, porque «no
se puede comparar con las drogas y porque todo lo referido al vino
debe regularse en la ley estatal que se aprobará próximamente» en
el Congreso de los Diputados.
Salom sostiene que «otras comunidades autónomas muy conocidas por su producción vinícola como La Rioja, Catalunya o Andalucía, tienen su ley sobre drogodependencias que incluye el vino, igual que nuestro anteproyecto, y para nada ha perjudicado al sector vinícola», apostilló la consellera y añadió que la intención del Ejecutivo no es, «para nada», la de perjudicar a los productores de vino, sino conseguir una buena ley que regule las drogodependencias y las conductas adictivas.
Por su parte, Pere Calafat, secretario general de Unió de Pagesos, exigió ayer que el anteproyecto de ley de drogodependencias excluya el vino a través de una cláusula adicional que reconocería a las «bebidas alcohólicas naturales procedentes de la agricultura» para diferenciarlas de los procesos industriales o de destilación. Calafat, vitivinicultor de larga trayectoria, destacó que «nosotros elaboramos vino, no fabricamos vino. La mayoría de comunidades autonómas han excluido el vino de sus leyes de drogodependencias al tener en cuenta que es un alimento natural, sano y saludable, especialmente cardiosaludable, como así lo demuestran médicos y científicos».