Terminado el año 2002, es hora de hacer balance mirando hacia atrás y, después de sacar conclusiones, volcar la mirada hacia adelante. Los organismos oficiales se afanan por cuadrar las estadísticas que dibujan el panorama de un año que ha ido dejando, por supuesto, su huella en lo económico y en lo social. El aumento del precio de la vivienda ha sido, sin duda, uno de los datos más destacados de los últimos doce meses, aunque las estadísticas revelan que aquí se ha producido un incremento menor a la media española en cuando a pisos de nueva construcción. Quizá sea así, pero lo cierto es que en Balears acceder a un hogar propio empieza a convertirse en una utopía para la mayoría.
A la vez, nuestra Comunitat fue la que registró un mayor descenso en la matriculación de vehículos, un dato que puede venir de la mano del anterior, pues quienes asumen una hipoteca millonaria suelen verse obligados a aguantar con el viejo coche durante varios años antes de lanzarse a contratar otro préstamo para el vehículo.
Ayer se hicieron públicos los resultados del paro de 2002 y, aunque el año terminó en Balears con más de 36.000 desempleados -cifra nada halagüeña-, el porcentaje de parados es mucho mejor que el de los últimos años 90, aunque algo peor que 1999 y 2000. Algo que viene también parejo a la llegada de inmigrantes a las Islas, donde viven ya más de 60.000 con permiso de residencia y 46.000 se encuentran afiliados a la Seguridad Social como trabajadores. Cifras elocuentes que retratan una sociedad que crece en nivel de vida, en solidaridad -también se produjo un récord en donación de órganos- y en retos económicos que de cara al futuro deberán encontrar soluciones para no generar mayores bolsas de marginación.