La Universitat de les Illes Balears prevé un descenso de alumnos potenciales cercano al 15% de cara al año 2006 y del 24% al llegar el 2011. A partir de ese momento, entre el 2016 y el 2021, se estima recuperar población «aunque sólo se llegará a niveles muy inferiores a los actuales», según apunta una de las reflexiones que incluye el presupuesto de la UIB para 2003.
Según se explica, aunque las proyecciones demográficas de las islas para los próximos quince años fluctúan entre un incremento del 8,5 al 38%, «este nuevo contingente humano tendrá una característica decisiva para la educación superior: que será la reducción, de forma importante, del número de personas residentes en las islas que estén en edad de cursar estudios universitarios».
Así, los años de descenso de la natalidad en Balears pasarán -ya han comenzado- factura a la UIB, a la que tampoco accederá la mayor parte de la inmigración llegada a las isla. Si bien, se añade, existe actualmente unas tendencias sociales que permiten dimensionar y amortiguar los efectos de este decrecimiento potencial de alumnos, y son la extensión de la demanda de estudios universitarios y la intensificación de ésta misma.
En efecto, la tasa bruta de estudiantes univesitarios se ha incrementado en los últimos años -del 28,63% al 40,73 para el conjunto del Estado- y es previsible que lo siga haciendo, tanto porque las empresas reclaman cada vez más mano de obra cualificada, como porque las elevadas tasas de paro de la población joven ha empujado a muchos de éstos a seguir estudiando. Además, se produce un aumento significativo de aquellas situaciones que combinan estudios universitario y trabajo. Estas dos realidades, se dice, permiten prever una extensión de la demanda de estudios superiores.