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El joven que destrozó el Crist de la Sang dice que su deseo es ir a un psiquiátrico

El hombre ingresó ayer noche en la cárcel de Palma a petición de la fiscal y tras el informe favorable del médico forense del juzgado

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José María S.A., el joven que el pasado miércoles destrozó la imagen del Crist de La Sang, ingresó ayer tarde en prisión, a pesar de que mostraba evidencias de que su estado mental estaba algo alterado. Sin embargo, el médico forense consideró que el hombre estaba en condiciones de ingresar en prisión, si así lo consideraba la juez, y que no era necesario que acudiera a un centro psiquiátrico, denegando por tanto el deseo del propio detenido. En el caso de que no se encuentren eximentes, la acusación podrá acogerse al artículo 322 del Código Penal, que se refiere a los «delitos contra el patrimonio histórico».

En el texto se dice que: «Será castigado con una pena de uno a tres años de cárcel y multa de doce a venticuatro meses el que cause daños a bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental». El Código recoge también la posibilidad de que el delincuente pague la restauración del bien dañado. La presencia del joven ante la juez fue muy rápida, puesto que no quiso explicar los motivos de su ataque a la venerada imagen religiosa y se limitó a señalar que sólo quería que le visitara el forense, porque entendía que estaba enfermo y que su deseo era ingresar en un hospital, «donde me tratan mucho mejor que en la calle».

El individuo, de 29 años de edad, pasó la noche en los calabozos de Jefatura. Una persona que habló con él, y que pudo comprobar que el hombre estaba muy alterado, señaló que por la mañana gritaba en los calabozos que había sido Dios «el que me ha ordenado que destrozara esta imagen de Jesucristo».

El hombre ha permanecido en las últimas semanas ingresado en el área psiquiátrica de un hospital de Palma. Sin embargo, el pasado día 16 fue dado de alta, pues llevaba tiempo medicándose, y los psiquiatras consideraron que era el momento adecuado para que abandonara el hospital. El individuo es natural de Jerez de la Frontera, y, además de ser drogadicto, en Palma no sólo no tiene familia, sino que no dispone de ningún sitio donde vivir.

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