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«Las condiciones de los voluntarios que limpian Galicia son infrahumanas»

Silvia Baz, una gallega arraigada en Palma, acaba de regresar de las costas afectadas por el vertido

LL. LORENZO
Silvia Baz González, una joven gallega militante de la CNT que desde 2000 vive en Mallorca, partió hace diez días hacia su tierra natal para participar en las tareas de limpieza de la costa dañada por el fuel del «Prestige». Recién llegada, nos ha contado su experiencia.

- ¿Cómo se le ocurrió ir?
- Mis padres, que viven a A Guarda, frontera con Portugal, me pagaron el viaje y, como tenía casa, decidí ir. Decían que la mancha no llegaría a A Guarda ni a Portugal y ya está. Yo fui a limpiar a Santa Maria de Oia, donde está la Pescanova, junto a Bayona. Llegamos a las 9.30 horas y nos dijeron que fuéramos a Bayona a buscar las máscaras, pero no teníamos coche y, aunque el alcalde sí que tenía, tuvimos que esperar más de cinco horas para que nos diesen los equipos. La falta de medios era tal, que un camión tuvo que lanzar sobre la hierba la mitad del fuel que llevaba porque no podía ponerse en marcha con la carga. Eso es frustrante, después de estar toda la tarde trabajando.

- ¿Qué tipo de equipos le dieron?
- Tengo dos amigos que estuvieron fatal a causa de la toxicidad, ya que las máscaras eran de éstas que utilizan los dentistas, de papel. A mí misma me produjo fiebre en la boca (todavía tiene secuelas en los labios). Los uniformes se rompían fácilmente y todas las botas eran del número 40, aunque había gente con los pies pequeños. Es un trabajo muy duro. Las palas se te hunden dentro del fuel. Además, no había responsables. Un coordinador pasaba cada mañana, estaba cinco minutos y se iba. No te daban comida caliente, sólo bocadillos y zumos. Era la gente del pueblo la que te hacía comida caliente, porque quieren que los voluntarios se queden.

- ¿Denunciaron los hechos?
- Sí, sin embargo los medios de comunicación son una pena en Galicia. La TVG, fatal, y la TVE no informaba de la realidad. Aparte de eso, hacían callar a la gente para que no hablara.

- ¿Hasta dónde llegaron los efectos tóxicos?
- La gente se mareaba por las intoxicaciones. El olor era terrible. Yo me levanté la máscara un segundo y estaba toda llena de mocos. Las máscaras tenían dos filtros y a los diez minutos ya estaban todos negros, pero sólo nos daban una máscara por día. Un amigo mío biólogo se ofreció para cocinar porque decía que limpiar era jugarse el tipo. Además, ocho horas no se aguanta.

- Si tuviera que calificar las condiciones con un adjetivo, ¿cuál escogería?
- Infrahumanas, total. No puede trabar. Es muy serio. No hay comida caliente, se duerme en los polideportivos sin calefacción y en un saco de dormir... Claro, la gente es solidaria, pero van y se encuentran con eso y no vuelven.

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