Numerosos fieles de la Iglesia ortodoxa se dieron cita ayer en el templo de santa Catalina de Siena, ahora también parroquia ortodoxa de la Natividad, para asistir a la inauguración de su celebración litúrgica. Fue un acto de unión entre ortodoxos y católicos.
Se calcula que en Palma la comunidad ortodoxa está en torno a las 8.000 personas, cantidad que se explica por el gran número de inmigrantes venidos de los países del Este. Con toda la solemnidad de este rito, a lo largo de más de 2 horas se vivieron situaciones de gran emoción. La liturgia se cantó en ruso, mallorquín y español y, a la misma, asistieron en representación del obispo, el vicario general de la Diócesis de Mallorca, Andreu Genovart, y el delegado diocesano del ecumenismo, Llorenç Alcina. También asistieron el cónsul general de la Federación Rusa, Igor Condrashef, y la cónsul general de Bulgaria, Maya Stefanova, así como monjas de las clarisas, capuchinas, franciscanas, dominicas y de la iglesia de Santa Magdalena.
El vicario general dio la bienvenida al arzobispo ortodoxo: «En nombre del obispo queremos hacer un signo visible de comunión y ecumenismo», dijo Genovart, quien a su vez expresó el gran honor que suponía la presencia de las autoridades católicas.
En la iglesia se pueden ver elementos ornamentales propios de la liturgia ortodoxa, como el iconostasio, que permanecerán en la iglesia gracias al convenio firmado por el Obispado y la Iglesia ortodoxa que establece el uso del templo de forma compartida.
Hasta el día de ayer los ortodoxos se habían reunido en la cripta de la parroquia de Sant Sebastià. No obstante, y debido al creciente número de fieles, el padre Makary, representante de la Iglesia ortodoxa en Mallorca, pidió al Obispado un templo más grande.