La pista de hielo instalada en la plaza de s'Escorxador despertó, ayer, en su primer día, gran expectación entre los jóvenes. Muchos fueron los que acudieron a primera hora de la mañana a calzarse los patines y lanzarse con más o menos gracia a la pista de patinaje sobre hielo. La superficie, que tiene unos 400 metros cuadrados, acoge una capacidad máxima de 100 personas. Se hacen varios turnos para que quienes estén patinando lo puedan hacer sin incomodidades de aglomeraciones o empujones.
En la pista dos monitores ayudan o aconsejan a quienes nunca han practicado esta actividad. Lo cierto es que se nota la falta de práctica entre chicos y chicas y la dificultad que tienen en mantener el equilibrio, aunque alguno va de «listillo» y cuando menos se lo espera, zas, al suelo. Y es que, como nos confesaba Elena, una joven de 17 años, «estaría bien que el Ajuntament de Palma mantuviera una carpa como ésta todo el año por que seríamos muchos los que practicaríamos patinaje sobre hielo».
Sandra y Xisco son novios. Han terminado antes de lo previsto las clases del instituto y ambos han decidio probar lo del patinaje sobre hielo. Practicar el patinaje sobre hielo, en la carpa, hasta el 20 de enero es totalmente gratuito; tan sólo hay que dejar como depósito el carnet de identidad y a cambio prestan los patines necesarios y un peto. Algunas de las chicas que más tiempo estuvieron levantándose de sus caídas fueron Ana y Pili, quienes entre risas hicieron lo posible para mantenerse sobre los patines, sin hacerse daño.
En el interior de la carpa, que ocupa una superficie de 1.125 metros cuadrados, la temperatura es baja, por lo se aconseja ir bien abrigados. Los hay que no se atreven y prefieren ver todo el espectáculo tras la «barrera», por lo que el público se lo pasa de lo lindo observando a sus amigos o conocidos. Sin duda, durante estas fiestas navideñas serán muchos los que intentarán «delizarse como cisnes» sobre la pista de hielo.
Todo el mundo puede practicar esta modalidad de patinaje, tanto los pequeños como los mayores. Las chicas parecen ser las más cautas en cuanto a ir más despacio pero seguras; mientras los chicos, quizá por aquello de «vacilar» ante ellas, cogen algo de velocidad y al tropezar lo que más les duele es el ridículo.
Julián Aguirre