Silvia Salas regresó a Palma ayer a primeras horas de la tarde. Venía cansada, puesto que «Salsa Rosa» finalizó muy tarde, pero feliz. «Creo que ha quedado zanjado todo lo que pudiera haber entre Frank Francés y yo, aunque, desde hace tiempo, nada tenemos que ver salvo que es el padre de mi hijo. Por eso acepté ir a ese espacio, para, por si a alguien le quedada alguna duda, disiparla».
En «Salsa Rosa» intervino la ex de Frank Francés, a la que también éste hizo una hija, a quien Silvia aclaró todas las dudas que pudiera tener respecto a ella, a él «y a ella conmigo».
Pero lo más vergonzoso de todo fue la actitud hipócrita y chulesca del marroquí quien, tras la sonrisa que casi siempre esbozó, trató de ocultar sus miserias. Pero es que al «chico» -así le llamó un par de veces el presentador del espacio-, que, entre nosotros, es un jeta de cuidado, y que sólo mueve ficha cuando ve un interés, se le ha acabado todo el crédito. Y para su desgracia, es que eso ya lo sabe toda España... excepto Maricielo Pajares, su pareja actual, quien le acompañó hasta el plató a pesar de que él lo negara. «Pero sí, sí estaba en la sala vip, donde yo, viendo el programa», comentó Silvia.
¿Y cómo dirán que reacciona el chico con esa desverguenza que le caracteriza? Pues delante de la otra, que es madre de otro hijo suyo, no tan solo pidió perdón a Silvia, sino que, además, le imploró otra oportunidad a la vez que le entregó un osito de peluche para que se lo dé al niño de su parte. «Al osito le he puesto mi colonia para que sepa quién se lo regala». ¡Y a la otra, ni mirarla!
Silvia rechazó de plano el peluche que le entregaba el jeta, mientras que la otra le amenazaba con que «no cuentes con mi firma para la compra del piso».
Finalmente, Silvia le dejó muy claro que si de ella dependiera no vería más al niño, «pero si éste pide ver a su padre, le llevaré a él», cosa que nos corroboró ayer, a la vez que nos decía que al niño, «poco a poco le contaré toda esta historia, eso sí, sin mostrarle ningún vídeo. No será necesario». Silvia quiere olvidar este capítulo de su vida, y, por supuesto, al marroquí, y vivir feliz al lado de su hijo, que afortunadamente ha superado una dolencia grave.