Pep Campaner, no de forma tan casual, se metió de lleno en ayudar a los niños afectados por el noma. Por una parte, hace seis años, su mujer, que es enfermera, le anunció que «hemos adoptado una niña por un tiempo, una niña que esta enferma de noma». La niña llegó a Mallorca procedente de Diffa (Níger) y a pesar de su deformación provocada por tan cruel enfermedad, se ganó el corazón de los Campaner. Cuando tuvo que regresar a su país, Campaner la acompañó.
Viendo la pobreza que reinaba en aquel lejano lugar "«creo que es el más pobre y mísero del mundo», señala", y descubriendo que otros niños padecían noma, enfermedad provocada por falta de alimento, se planteó quedarse. «Pensé "nos decía ayer" que estos niños con muy poco, con una inyección, un tratamiento y alimentación adecuada, podrían mejorar su estado. Eso es lo que me animó a volver». Eso y también el recuerdo de su primer hijo, nacido con una tremenda minusvalía «y al que en vano dedicamos nuestras vidas y muchos de nuestros recursos mientras vivió, no más de cinco años», le hicieron recapacitar. «Si mi hijo, con todo lo que pusimos a su alcance para que se curara no lo consiguió, estos niños, los de Níger, con mucho menos, pueden salvarse».
Desde hace cinco años está en Diffa, un poblado a más de mil cuatrocientos kilómetros de la capital de Níger, al que se llega tras dos intensas jornadas en jeep. Según nos cuenta Campaner, ahora mismo tienen bajo su tutela 47 niños, de los cuales 9 deben de ser operados. «Cuando tengamos dinero los traeremos a Mallorca, como hemos hecho con otros, para que los operen. Mientras, debemos de esperar y procurar que estén bien». Campaner tomó la decisión de dejar su trabajo en la cadena Riu, «aunque doña Carmen "se refiere a la viuda de Riu, el hotelero", al saber a que me iba a dedicar, me ha dejado el sueldo de por vida, cosa que le agradezco infinitamente».
Con él, en Diffa, trabajan 15 nativos, uno de sus hijos y su mujer, que es enfermera de Son Dureta, «que viene de vez en cuando a echarnos una mano». Ni que decir tiene que los principios allí fueron duros. Llegó sin un duro y a consta de luchar, de las ayudas que recibe de Mallorca a través de una cuenta que tiene la Fundación en Bancaixa (2077-0829-22-5100360430), y las facilidades que le da el gobierno de allí, «no te da un duro, pero te apoya», está sacando el proyecto, «aunque lentamente».