Los sueños humanos ocurren en la fase conocida como REM (de movimiento ocular rápido, en las siglas inglesas), pero paradójicamente esta fase puede acercarnos más a la vida de los reptiles que no al paraíso terrenal.
Un equipo de investigadores de la UIB, encabezados por el doctor Rubén Rial, catedrático de Fisiología, defiende ahora que la temida muerto infantil súbita (la «muerte en la cuna» de los lactantes menores de un año) puede ocurrir durante el REM, en que el ser humano es incapaz de controlar su propia temperatura mediante el sistema circulatorio de la sangre: «Si una persona se encuentra en su REM y la temperatura aumenta o baja, no tiene capacidad para compensarlo y suele despertarse» o entrar en fase de sueño profundo.
Los problemas que comporta la fase REM no se limitan sólo a la autorregulación de la temperatura del cuerpo, sino que una persona en este estadio del sueño «tampoco puede mantener la constancia de las funciones vitales, como mantener la cantidad adecuada de oxígeno, glucosa, CO2», entre otros; y «también pueden aparecer complicaciones como taquicardias».