La ardua tarea de vendimiar, a pesar de la tecnología que se va implantando, sigue teniendo en Mallorca un carácter festivo y familiar. Este año la vendimia se ha retrasado respecto al año anterior pues, según los expertos, ha habido menos horas de insolación y la maduración ha conllevado más tiempo.
De forma muy tradicional se realizó la vendimia en la finca que la familia Batle tiene en el término de Binissalem. Allí arrimaban el hombro los veteranos Guillem Servalls y Francisca Batle, junto a sus hijos, sus nietos y una brigada de operarios provistos de tijeras, trinxets y sombreros para resguardarse del implacable sol de agosto.
A las siete y media de la mañana comenzaron su trabajo cortando las primeras uvas maduras de la variedad chardonnay, que servirá para elaborar el blanco de las bodegas Macià Batle de Santa Maria del Camí. A las diez de la mañana se hizo una parada para el berenar de verema, el momento más esperado por todos. Más típico no pudo ser. Bajo un almendro se reunieron todos para degustar pa amb oli, pan con sobrasada, camaiot, queso, olivas, alcaparras y uvas, regado todo ello con refrescos.
Las tonadas populares estuvieron a cargo de auténticos sonadors, que entonaron mateixas i copeos, habaneras y a petición de los niños el pegadizo Aserejé acompañándose con guitarra y castañuelas. Los responsables de las bodegas, Ramón Servalls y Sebastià Cañellas, indicaron que de la variedad chardonnay pensaban recolectar unos 10.000 kilos. Dentro de dos semanas aproximadamente se irán recolectando las variedades que lleguen al punto de maduración como la syrah y merlot.