Caras pintadas con el nombre de la estrella; niños, jóvenes y adultos entonando las canciones; calor y un polideportivo Mateu Cañellas con más de 3.000 espectadores. Éstas fueron las principales características del concierto que Rosa López realizó ayer noche en Inca. La ganadora de «Operación Triunfo» se entregó en cuerpo y alma a sus seguidores, los cuales, a su vez, le demostraron su cariño con gritos de «guapa, guapa».
Todo empezó con cuatro bailarines entonando el «Celebration, celebration», para continuar ella, la Rosa de España, con la canción «Ausencia». Aunque antes la granadina ya había triunfado con un «Bona nit Mallorca, com estau per s'Illa?» Era el inicio de una noche mágica. En el escenario, juegos de luces potentes de todos los colores que se movían al compás de las canciones de la granadina. Los cuatro bailarines, mientras, se amoldaban a los temas. Una canción lenta significaba pasos tranquilos. Una con ritmo, movimientos rápidos. Los mejores coros fueron, sin embargo, los que ofrecieron los espectadores. Siguieron cada letra, cantaron cada estribillo y bailaron cada tema.
La noche continuaba y empezaban a caer las canciones importantes. Con ellas, el público vibró todavía más y más, hasta alcanzar el primer cénit de la jornada que llegó con «A solas con mi corazón», el primer single de su disco «Rosa». En ese instante, el polideportivo se convirtió en una sola voz. Cantante y público, se unieron en una simbiosis pletórica. Le siguieron «Caradura» y «Sólo tengo tiempo para amarte», dos instantes que Rosa saboreó arropada por todos los presentes.
La artista estaba en su salsa y se notaba. Bailaba y cantaba como si estuviera en su propia casa. Hablaba con sus fans "algunos con lágrimas en los ojos", los acompañaba, les cantaba al oído. La eurovisiva «Europe's living a celebration» empezó a despedir la noche, que terminó con «Mi música es tu voz. Fue la sorpresa de la noche, el himno de «Operación Triunfo» ponía punto y final a la actuación.