PAULA GONZÀLEZ/ANA LARGO
La ecotasa cumple 100 días desde su entrada en vigor en la Isla y
los turistas que durante estos días están veraneando en Mallorca
comentan su opinión acerca de este polémico impuesto. «Lo veo mal,
deberían sacarlo de otro sitio pero no de la gente que viene a la
Isla» comenta Mari Carmen López, una turista de Sevilla que no
estaba informada de que tenía que pagar la ecotasa a su llegada a
Mallorca. La Isla acoge la llegada de turistas que están
informados, pero desconocen el significado del impuesto, como es el
caso de algunos turistas españoles que en un principio parecen
estar en contra, pero al ser informados afirman que «si es para
destinarlo al medio ambiente sí lo veo bien, si no, estoy en
contra», como declara Javier, un joven murciano que ha pasado unas
semanas de vacaciones en Can Pastilla.
En el sector hotelero las opiniones de directores y recepcionistas de hoteles que trabajan de cara al público son muy diversas. Algunos hoteles de la Isla son ellos mismos quienes asumen la ecotasa de sus clientes, «lo importante es que el turista esté bien, y si para eso el hotel tiene que ser el perjudicado, no nos vamos a negar a pagárselo», comenta Marga, recepcionista del Hotel Gala. Según ella, el turista viene a descansar y a pasárselo bien y no tiene por qué comprender la política de Mallorca. Muchos de los recepcionistas de hotel opinan negativamente de la ecotasa, por el hecho de tener que explicarle al turista recién llegado en qué consiste el nuevo impuesto que se les obliga a pagar. En muchos casos, al escuchar la queja «¡A mí nadie me ha informado de esto!», los hoteles prefieren dejar que el turista no pague la ecotasa y que la asuma el hotel, tal y como nos comenta Marga.
El resultado de estos cien días de la ecotasa ha provocado que un porcentaje bastante elevado de turistas no se hospede en los hoteles y prefiera hacerlo en embarcaciones de recreo, chalets alquilados, apartamentos o casas de amigos o familiares. Ésta es la opinión de Antonio Majol, dueño del Hotel Balear de Can Pastilla, «nosotros vamos a pagársela a nuestros clientes, hasta el mes de septiembre en el que se va a presentar un recurso». Uno de los principales factores por los que Antonio considera que no se le debe cobrar el impuesto al veraneante es porque considera que «los hoteleros sufrimos competencia desleal».
Otra de las muchas críticas gira en torno a la forma del cobro de la ecotasa. Pedro Comas, recepcionista del Hotel Covi, cree que «es injusto porque no lo pagan todos los turistas». Y según él, «todos están informados pero algunos prefieren hacerse los locos ante este tema». En el caso del Hotel Cid es el propio cliente quien paga el euro. «Todo el mundo sabe lo que es y lo pagan conformes» asegura Catalina Bonet, recepcionista de dicho hotel. Frente a todas las opiniones que difieren, tanto en el sector hotelero como en los turistas sobre la conveniencia o no de cobrar la ecotasa, el único punto en común es que, si se cobra, que sea destinada la recaudación al medio ambiente.
Esta temporada se podría calificar de atípica en comparación con otros años, pero no sólo por la entrada en vigor de la ecotasa, sino sobre todo por el mal tiempo. Las tiendas de souvenirs, las heladerías, librerías y demás negocios, que viven por y para el turismo, coinciden en que este año es para olvidar. Las consecuencias para los pocos turistas que visitan la Isla es el enfado que les provoca encontrarse de cara con el mal tiempo. «No hay gente joven y los que vienen se quejan», comenta Antonia Llabrés, dueña de una tienda de souvenirs. Los dueños de estas tiendas no creen que la temporada que viene sea mucho mejor, «este año ha empezado mal desde Semana Santa, en que ya se venía venir la crisis económica», es la opinión de Rosario que tiene un negocio de rent a car. Y en opinión de Sara, dependienta de una heladería, «la bajada del turismo nos ha afectado mucho, este año no hay nadie».