Toni, el novio de Sara, se marea yendo en
barco
Hablando de llegar tarde a los sitios, les cuento que estaba
hablando ayer por la tarde con Sylianne, cuando me avisan que el ex
torero Espartaco y familia estaban almorzando en el Brondo. Me
acerco hasta allí, pero «hace veinte minutos que se han ido», nos
dicen en el restaurante. ¿Lo ven? O llegas tarde o no llegas. Bien.
Les decía que hablaba con Sylianne de Bascones porque quería que me
ratificara un dato: si anteayer, domingo, Jorge y ella almorzaban
con su ex José Luis, su hijo Fabrizio, la madre de su hija,
Cristina, y la hija de ambos, Natalia, y me dijo que sí, pero no.
«En el almuerzo no estaba Jorge, pero sí los demás "me rectificó".
¿Que por qué nos reunimos? Pues porque quería ver a mi nieta, ¿y
que mejor que en un almuerzo?». Le pregunté qué tal se lleva con
todos, y constestó que muy bien, «especialmente con mi hijo. ¿José
Luis? Muy bien también, al igual que con ella, que es fantástica».
Y seguí preguntado: «¿Se puede mosquear Jorge sabiendo que José
Luis y tu os veis?». «En absoluto, pues a quien voy a ver es a mi
nieta y a mi hijo. Además, él sabe que las relaciones entre José
Luis y yo son buenas». A todo esto, un colega, con el que tomaba un
refresco en el Cappuccino no muy lejos de donde habían estado
sentados Sara y su novio Toni "nicky amarillo, calzón corto,
chancletas y calcetines negros" me cuenta que hace dos días se los
encontró en el mar. «Y nosotros también», le digo. Iban embarcados
en un velero de un amigo. Habían estado a la altura de ses Illetes,
de donde no pasaron, no por mala mar, pues el mar estaba plano, ni
nada por el estilo, sino porque Toni se mareó. Trató de resistir,
pero el tran tran del barco, sobre todo cuando entró el embat, pudo
con él, por lo que tuvieron que regresar a puerto. «¡Vaya por Dios
y la Virgen del Carmen! ¡Qué mala surte!», exclama el colega. «Sí,
porque no veas "le digo" lo que prometía el día». Pero es que
"claro quedó" el prometido de Antonia es más de secano que de
regadío a pesar de haber nacido y haber vivido toda su vida en una
isla, Cuba. «Sin embargo, "apostillo", Antonia, en la caña, bañador
estampado en ristre y viento en popa y a toda vela, llevaba el
velero como una pluma».
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