El festival Isladencanta 2002 tuvo, este pasado jueves, en el «Love Boat», o barco del amor, un genial preámbulo que convenció a propios y extraños. La original idea de convertir el viaje en ferry de Barcelona a Palma en un improvisado comienzo del evento musical que actualmente tiene lugar en Magaluf, desencadenó una gran fiesta con música en directo y afamados dj's. Para muchos de los participantes se convirtió en una experiencia inolvidable e, incluso, en un gancho mayor que el mismo cartel del festival.
Durante la recogida de las correspondientes tarjetas de embarque la mayoría de las personas encuestadas se declaraba ilusionado por participar en un «crucero» de tales características. Como afirmaron Olivia, Víctor y Daniel, estudiantes madrileños, «fue la posibilidad de viajar en este barco lo que nos decidió a venir al Isladencanta. La mayoría de los grupos podemos verlos en la Península. Pero lo del Love Boat nos resultó muy atractivo y, por tanto, decisivo para acercarnos a Mallorca». Otros amantes de los festivales como Marga, Mariajo y Rafa, llegados de Guadalajara afirmaban que «Benicassim está ya muy saturado. Nosotros lo hemos visitado en los últimos años y en sus últimas ediciones se ha vuelto excesivamente comercial y masificado para nuestro gusto. Que Mallorca sea una isla y el viaje en barco nos atrajo».
El mismo cansancio de Benicassim expresaban Marta, Laura, Arantxa y Javier quienes declaraban encontrarse «con muchas ganas de vivir la fiesta del Boat Love a pesar del montón de horas de viaje que nos hemos hecho, en autobús, desde Madrid». En esta nave tan amorosa y sonora todos los anteriores coincidieron con los Carrots, grupo de Barcelona que actuaba ayer viernes en Magaluf. Esta banda de pop psicodélico está triunfando con su segundo disco, incluso en el Japón donde, en pocas semanas, ha vendido 600 copias. Volviendo al barco del que realmente no habíamos salido, también nos encontramos en el restaurante con Samuel Etoo, el jugador del RCE Mallorca que, probablemente, se encontraba sorprendido de lo que se había montado en el interior del ferry. Él y la otra parte del pasaje que hacía el trayecto por causas ajenas al evento. Eso sí, y para tranquilidad de su entrenador, no se le vió por la pista de baile ni durante los conciertos.
A la hora de los cupidos trasnochadores, pasada la medianoche, dio comienzo la actuación de The Silver Zombies, que sorprendió con su mezcla de surf garagero y lounge orgánico. Mientras esto ocurría en el escenario junto a la piscina climatizada y el jacuzzi, en la discoteca del superferry excelentes dj's de música alternativa como Amable, Lucas Arraut (Flirt), Dj Souvenir o Kilian, entre otros nos ponían los pies a caldo creando una caldera de la pista de baile. Clásicos de The Clash, The Cure, Fangoria, Cranes, The Libertines, Massive Atack, Ride Stone Roses, Sundays, Oasis, Smiths, Inspiral Carpets y mucho más entraron hasta la cocina de nuestro sistema nervioso agitándonos con todo tipo de espasmos rítmicos.
La noche no daba descanso y los minutos caían sobre las ojeras como ciruelas maduras, amoratándolas, triturándolas; hecho descubierto a la llegada a Palma. Fue entonces cuando llegó uno de los momentos más emotivos de la velada, la aparición sobre el escenario de Louie Austen, todo un personaje. Sentado frente al micrófono, impecablemente vestido, con una mesita junta a él sobre la que descansaba una cerveza, este austriaco de pelo plateado e imagen distinguida era una figura que nadie sabía como demonios, con perdón, había llegado allí. Entonó la primera canción, mezcla de cabaret con electrónica (!) y el encanto tuvo lugar. Hubo lágrimas y hubo risas, sin exageración. Porque este personaje singular desnudó durante su actuación todo el arte que ha necesitado caminos inverosímiles para llegar hasta nosotros.
Temas de Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. o Dean Martin, cantantes que el vienés adora, fueron sampleados e inmersos en música electrónica con gusto y elegancia. Sonidos nada extraños para Austen desde que se cruzó en su vida un ingeniero de sonido adicto a la música electrónica llamado Mario Neugebauer. El resultado fue un álbum, «Consequences», que resultó un bombazo para la escena y que llevó a Louie Austen a actuar en el Sònar de Barcelona.
Con bengalas en las manos, todo muy tecno-pop y de «Vacaciones en el Mar», se continuó bailando en la disco hasta las mil quinientas. Afotunadamente muchos se dejamos el reloj en casa. Y la conciencia, también. A la llegada a Palma, sólo ilustres cadáveres encantados de tanto amor bajaron la escalerilla. Les esperaban unos autobuses que iban a llevarles a Magaluf, donde a las siete de la tarde se iniciaba hoy el Festival Isladencanta. Aún tenían unas horitas para descansar sus cuerpos maltrechos, pero eso no importa el primer round habñia sido superado. Ahora sólo quedaba disfrutar de las grandes estrellas que Isladencanta les ofrece.