Los nubarrones que durante todo el día de ayer poblaron los cielos en la zona norte de la Isla terminaron con la suspensión del tradicional paseo en barca de la Verge del Carme y Sant Pere por las aguas del Moll de Pollença pero no pudieron impedir el color de una fiesta adornada con las acrobacias de la brigada paracaidista del Ejército del aire.
Pasadas las siete y media de la tarde, como manda la tradición, las imágenes de la Verge del Carme y de Sant Pere partían a hombros, desde la iglesia del Port de Pollença, hacia el puerto.
Entre los asistentes se contaban, además de las autoridades locales, representantes de los pescadores y de los vecinos, el viceptesident del Govern, Pere Sampol. El tradicional paseo en barca estaba suspendido por el mal tiempo, pero a la altura de la rotonda de entrada al Club Náutico, cerca de dos mil personas, esperaban ansiosas las imágenes para ver cómo, por primera vez en la historia de esta procesión, ocho paracaidistas de la brigada acrobática del Ejército del aire, se lanzaban desde un avión para caer a los pies de las imágenes y realizar una ofrenda floral.
Con todas las miradas centradas en el cielo, los vitores y aplausos a los paracaidistas llenaron totalmente el ambiente. Las barcas, ya engalanadas para la fiesta, quedaron amarradas en puerto y la procesión regresó hacia la iglesia después de realizar un pequeño recorrido por el Moll.
La procesión congregó a más público que nunca y es que a los devotos de la Verge del Carme y Sant Pere había que sumar los más de mil turistas que se agolpaban en la zona para ver descender a una campeona de salto con una bandera española de 54 metros.