Pequeños lobos de mar de edades comprendidas entre los siete y los diez años como Carlos Ibarra, Àfrica Barceló, Guillem Tomás y Mercedes, Toni y Jaime son los que con más ilusión esperan la llegada del verano tras nueve largos meses preparándose para competir en las regatas; aunque participen también en invierno, es ahora cuando realmente pueden disfrutar con su gran pasión: la vela.
Todos ellos han dado ya el salto desde los cursos de vela de verano y durante los meses de invierno se preparan cada fin de semana en la práctica de la vela, disfrutando de cada momento que pasan en el agua. Aunque en invierno ya participan en alguna regata que hay de optimist tipo clubs fuera de la bahía, todos ellos disfrutan más ahora, que es cuando más movimiento hay para ellos.
Durante las clases se dedican a montar y desmontar la embarcación, regatear entre ellos y si no hay suficiente viento pues lo que toca, quitarse la camiseta y al agua, que ahora en verano se agradece un buen baño. Su monitor, Alejo Truyol, tiene su propia filosofía a la hora de preparar las clases tanto en verano como en invierno los cursos son mayoritariamente prácticos: «Pretendo que aprendan lo que no se aprende con la teórica», pues como él dice, «cuando estan solos en el mar con el optimist lo que les servirá es saber orientarse». Eso es lo que debieron pensar ellos también en su estreno este año en la regata «Mama optimist», donde aunque no quedaron primeros, por lo menos demostraron ser unos expertos a la hora de montar y desmontar las embarcaciones. Llevan poco tiempo, pero ya tienen anécdotas para contar.