Si alguien tiene dudas de si se han cometido excesos urbanizadores, sólo tiene que asomarse al mar en el tramo comprendido entre el Port d'Andratx y Santa Ponça. Y para ello, nada mejor que un recorrido en barca igual que cientos de turistas hacen casi cada día.
El Puig de s'Espart, en el costado derecho del Port d'Andratx, ha perdido desde hace años su fisonomía y el perfil al amparo de una normativa urbanística más apropiada para una colmena de abejas que para las personas. A las cataratas de apartamentos y estudios construidos en los 70 y 80 han seguido las promociones lujosas de los 80 y 90 hasta hacer desaparecer el pinar y sustituirlo por un mosaico de fachadas con vistas al mar.
Al otro lado del Port, el Cap de sa Mola ha pasado de ser un accidente geográfico de impresionantes acantilados, donde sólo cabían un faro y una torre de defensa de origen medieval, a una avanzadilla de la ciudad flotante.
Entre sa Mola y el Cap des Llamp, los pocos espacios en los que el desnivel permite una construcción ya están ocupados. Lo que años atrás fueron calas escondidas del mundanal ruido (cala Llamp y cala Marmassen) hoy están repletas de chalets y villas, muchas de ellas aún en fase de construcción. Son el mejor ejemplo de la segunda etapa de la balearización, la consistente en la construcción y venta al por mayor de segunda residencias a costa de la desfiguración del paisaje tradicional. La desaparición de las postales. Y en este entorno aún quedan proyectos tan ambiciosos por ejecutar como la construcción de un complejo turístico-residencial, en forma de poblado mediterráneo, en la miniexplanada de Punta Gavineta.
La densidad de las construcciones se alivia entre Cap des Llamp y Cap Andritxol, pero en parte porque estos dos promontorios están incluidos de lleno en la Ley de Espacios Naturales. En el fondo, es Camp de Mar y cala Blanca siguen las pautas constructoras del resto del municipio andritxol.
Ya en territorio de Calvià, cala Fornells, Peguera y Santa Ponça son desde el mar la pura imagen de la balearización; hoteles de hasta diez alturas en primera línea del mar y a escasos metros unos de otros.