La creación de un centro para las personas mayores con problemas mentales comenzó ayer de manera oficial en el hospital psiquiátrico de Palma en presencia del president del Govern, Francesc Antich, y las consejeras de Salut y Benestar Social, Aina Salom y Fernanda Caro, respectivamente. El acto quería ser simbólico: la demolición de una tapia alta que hasta ahora separaba estos enfermos, los crónicos, del exterior ajardinado con el nombre de «Casa Gran del Manicomi».
El inmueble modernista original será respetado y ampliado de nuevo. Los casi seis millones de euros que comporta esta reforma del pabellón tendrán que servir, en nueve meses desde ahora, para la asistencia sanitaria continuada y discriminada a los 76 pacientes procedentes de las anteriores instalaciones, que ingresaron como adolescentes y han envejecido en un centro que no separaba psicóticos de deficientes o de seniles.
El presidente Antich puso como ejemplo de la política sanitaria del Govern este derribo de la tapia que rodeaba las personas a menudo sin familia u olvidados por ésta. Para Antich, este esfuerzo presupuestario de seis millones de euros es un paso más en las políticas sociales del Govern, que tienen que ser «prioritarias si se quiere conseguir en esta comunidad calidad de vida para todo el mundo sin exclusiones».
Altos cargos de la Conselleria de Salut recordaban a los periodistas que el anterior Ejecutivo, del PP, nunca invirtió una cantidad parecida en este hospital.