La actividad parlamentaria ha terminado y algunos ni se han enterado. Tantas horas encerrados en el Parlament da para mucho: leer el periódico, dormir la siesta, hablar con el compañero de escaño, practicar con el ordenador o jugar al solitario son algunas de las aficiones preferidas de los diputados de estas Islas. Nadie está libre de pecado. Ningún diputado puede jurar ni prometer que ha permanecido atento todos los minutos, todas las horas y todos los plenarios celebrados durante esta legislatura. De hecho, el que hiciese algo parecido estaría ya en tratamiento psiquiátrico.
Si cualquier ciudadano decide ir un día a un debate parlamentario quedará impresionado, pero no por la actividad frenética de los diputados. Ni tampoco por la brillantez de los debates, que la mayor parte de las veces son muy aburridos, sino por la falta de interés de los diputados en estar pendientes de las discusiones políticas. Y eso que últimamente el principio de los plenos tienen bastante interés. Las preguntas de la oposición son de lo más divertidas, sobre todo si intervienen Font y Huguet, del PP. En cambio, las preguntas de los diputados del Pacte son tan apasionantes que los periodistas aprovechan este intervalo para irse a tomar un café o ir al lavabo. La mayoría no vuelven a entrar más en el salón de plenos.
Una escena habitual que se puede encontrar un ciudadano que vaya cualquier día al Parlament es que el Govern va poco por la Cámara. Al iniciar las sesiones el número de miembros del Ejecutivo que permanece en el salón de plenos es aceptable, pero a medida que el debate se prolonga es difícil ver a algún conseller en su escaño. Se ha dado la circunstancia de que en algunos debates no ha asistido ni un solo miembro del Ejecutivo ante la indignación de los diputados del PP. El president del Govern, que tiene mucho trabajo, es de los que va poco por el Parlament. Muchas veces ni contesta a las preguntas de la oposición, aunque esté en los pasillos de la Cámara. Es algo tan habitual que ni los parlamentarios del PP se enfadan. Munar va a todos los plenos, pero siempre llega cuando están a punto de terminar los debates.
Pero la última moda de los diputados es aprovechar los plenos para practicar con el ordenador portátil que les ha cedido esta legislatura la Cámara balear. Entre programa y programa informático siempre hay tiempo para jugar al solitario, como hizo el diputado de Esquerra Unida Josep Portella mientras un fotógrafo de esta casa estaba preparando las imágenes de este reportaje.