Andrés Pajares y su compañera del alma, Conchi, han llegado a Mallorca con la intención de pasar un par de semanas de vacaciones, como en años anteriores. Según mis confidentes, llegaron anteayer. La primera noche fueron a cenar a casa de su amigo Fernando. Ayer a mediodía almorzaron en el mismo restaurante y por la noche repitieron. Y es que, a lo que se ve, la cocina de Fernando les encanta.
Erika, en buena forma
Ayer les conté que andaba por Mallorca la madre del cancillar
alemán, Erika Vosseler "en su primer matrimonio Schröeder", y que,
a bordo del Nemo, había conocido durante 55 minutos el fondo marino
de los alrededores de la isla del Sec, invitada por su hijo,
Lothar, que desde hace unos meses presta sus servicios en dicho
submarino de bolsillo como relaciones públicas. Lo que no les dije
"creo" es que ella, a sus 88 años, descendió solita "aunque Lothar
siempre estuvo al quite" por la estrecha escalera con una habilidad
que a más de uno dejó pasmado, pues dada su verticalidad no es
fácil, no, bajar por ella, y más con los años que tiene la señora,
por otra parte muy simpática y amable, y según pudimos apreciar
bastante conocida, pues observamos que más de uno de los alemanes
que iban en el barco que nos llevaría hasta el submarino tras un
corto recorrido por la costa de Ponent, la reconoció, la saludó y
ella, con una franca sonrisa, correspondió.
De compras
Posiblemente en su país no se atrevería a ir a así, sin camisa, de
compras a El Corte Inglés "o donde fuera", llevando de la mano a su
hijo, también sin camisa. En cambio, ahí les tienen. Tan
tranquilos. Como si lejos de casa ir así de desvestido fuera lo
normal. Es más, ni usted ni yo en el país de este caballero nos
atreveríamos a ir de compras, en pleno centro de la ciudad, como va
él, tal vez por pudor, o tal vez por temor a que alguien nos
llamara la atención.