El conseller de Presidència, Antoni Garcías, aseguró ayer que la huelga provocó una «ralentización» de la actividad comparable a la que existe los sábados. El conseller precisó que el Govern no tenía datos del seguimiento del paro, pero insistió en que la percepción era de un gran descenso de actividad.
Garcías añadió que no había existido apenas demanda ciudadana en la tramitación de papeles «y parece que la ciudadanía sí se ha declarado en huelga». Si algo destacó el conseller fue la ausencia de incidentes. «Los ciudadanos han podido compaginar el derecho a la huelga con el derecho al trabajo», afirmó Garcías, quien además incidió en la ausencia de crispación de la jornada.
Los consellers no participaron ayer en ningún acto público y el president del Govern, Francesc Antich, junto con los consellers d'Interior, Josep Maria Costa, d'Ordenació del Territori, Francesc Quetglas, y de Presidència, Antoni Garcías, estuvieron todo el día en el Consolat haciendo el seguimiento de la huelga.
Garcías destacó la calma vivida en el aeropuerto y agradeció la actitud demostrada por touroperadores, transportistas y sindicatos, que favoreció la inexistencia de incidentes en la instalación aeroportuaria.
La tranquilidad y la ausencia de incidentes fue la nota destacada por todos los partidos parlamentarios. El único abiertamente crítico con la huelga fue el diputado del PP Joan Flaquer, quien consideró que no podía hablarse de huelga general dado que ello implica paro total, cosa que en el caso de ayer no se produjo.
Para el secretario general del PSIB, Damià Cànoves, el paro había sido un éxito «dada la situación». Cànoves emplazó al Gobierno a que dialogue para evitar el riesgo de «fractura social». El secretario de Organización del PSM, Joan Antoni Salas, opinó que la participación fue notable, aunque admitió que no alcanzó los niveles previstos por los sindicatos debido a la «campaña de miedo social» del Gobierno y el PP.