Las viviendas construidas y acabadas en Balears durante los últimos cinco años son 43.000, lo cual supone una ampliación de la capacidad de alojamiento de 129.000 plazas, el equivalente a una tercera parte de Palma.
Estos datos, manejados por la Administración autonómica y expuestas públicamente por el director general de Ordenació del Territori, Manel Cabellos, ponen de manifiesto que la capacidad total de alojamiento (residencial y turístico) de nuestra comunidad es actualmente de 1'8 millones de personas. En los momentos de máxima ocupación, en verano, la densidad de población alcanza a los 300 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que en invierno queda en los 190 habitantes por kilómetro cuadrado, que no es poco.
Así, mirando los últimos 10 años, el crecimiento urbanístico de Balears fue del 1'7 por ciento; sin embargo llegó al 2'5 por ciento si observamos la evolución de únicamente en los últimos cinco años. Según Cabellos, «estos crecimientos son altísimos. Mantener el ritmo de la última década durante los próximos 25 años representaría un crecimiento del 47 por ciento, y si el ritmo fuera el de los últimos cinco años, el crecimiento llegaría al 75 por ciento. En estas circunstancias, a los 1'8 millones de plazas actuales tendríamos que añadir en 25 años una capacidad de 1'37 millones más, lo que nos daría en verano una densidad de 560 habitantes por kilómetro cuadrado.
Con estos niveles de densidad, a cada residente y turista de Balears le corresponderían 1.800 metros cuadrados de territorio. Es decir, una densidad propia de una urbanización tal como la entendemos en las Islas: viviendas dispersas unifamiliares con un poco de terreno para cada uno. Alcanzar este ritmo de crecimiento supondría que todo el territorio balear se convertiría en una «urbanización» en los términos definidos anteriormente.