El miembro del Consejo de Dirección y del Patronato de la UNED, asesor del Ajuntament de Llucmajor y licenciado en Geografía e Historia Segio Rodríguez Ferre, ha analizado las relaciones históricas entre Balears y Aragón, que fue motivo de una conferencia en el Centro Aragonés.
«Aragón y Baleares pertenecieron a una misma entidad política que era la Corona de Aragón. Durante un par de siglos fueron gobernados por un mismo monarca, un hecho que les unió económica y socialmente. Por eso son muchas las aportaciones que ha recibido Mallorca de Aragón y no sólo de Cataluña», asegura. Pero sin duda Cataluña ejerce un peso específico en la cultura balear, a lo que responde que «compartir una lengua ha favorecido bastante esta vinculación. Pero no debemos caer en el error de relacionar la historia de Baleares sólo con la catalana. Éste ha sido un fallo de algunos historiadores, que han cambiado un poco la historia para defender la existencia de un Estado independiente. Muchas veces los historiadores tienen un poder que no tenían ni los dioses griegos, que es la de cambiar los hechos pasados para favorecer distintas posturas ideológicas. Me molesta que manipulen la historia con fines políticos».
Otro asunto que llama la atención de la historia balear es su capacidad de absorber otras culturas. «Durante siglos las Islas han recibido aportaciones de muchas sociedades. La inmigración no es un hecho nuevo, sino que se remonta a unos 500 años atrás con los romanos, fenicios, púnicos, cartagineses...», recuerda.
Una visión que contrasta con el recelo con que hoy se acoge a los extranjeros. «Antes los inmigrantes venían y se apoderaban del territorio a la fuerza, de forma violenta. En cambio, ahora las formas son mucho más pacíficas. El temor por perder nuestra identidad ha provocado un recelo ante la inmigración. Pero hay que tener presente que todas las aportaciones culturales nos enriquecen, sin perder nuestras raíces. Como decía Pío Baroja, «el carlismo se cura leyendo y el nacionalismo viajando», explica.