El presidente del Govern, Francesc Antich; el conseller de Interior, Josep Maria Costa; y el director general de la Funció Pública, Jaume Colom, entregaron ayer los títulos de funcionario de carrera a las 428 personas que superaron las oposiciones convocadas por la Conselleria d'Interior en 2001. Costa explicó, en el acto de entrega de títulos, todo el proceso que se ha seguido para llevar a cabo las oposiciones. Cabe recordar que se ofertaron un total de 445 plazas, por las que se recibieron un total de 8.821 solicitudes. Finalmente 428 personas superaron los exámenes, por lo que pasan a ser funcionarios de carrera, cubriéndose el 95'96 por ciento de las plazas que salieron a oposición.
Desde el 28 de febrero de 2001, fecha de la publicación en el BOIB de la primera convocatoria, la Conselleria ha realizado un total de 146 exámenes para ocupar las plazas de los distintos cuerpos y escalas del Govern. Entre otras, se han cubierto plazas de biólogos, educadores infantiles, químicos, geógrafos, auxiliares administrativos, subalternos, veterinarios, ingenieros de caminos y arquitectos técnicos.
Minutos antes del inicio del acto, en el patio de sa Llonja, había caras de satisfacción y alegría. Los nuevos funcionarios formaban corros recordando, seguramente, las horas de estudio que ya quedaron atrás. Cati y Pilar estudiaron tres y cuatro años, respectivamente, para obtener una plaza de técnico superior. Era la primera vez que se presentaban a unas oposiciones. Ayer estaban exultantes de alegría, como Javier, que ha obtenido plaza de trabajador social después de un año de preparación en solitario.
Joan y Andreu estudiaron juntos durante un año para obtener una plaza de psicólogo. Sólo se convocaron dos y ellos las obtuvieron. «Tuve un buen presentimiento», dijo Andreu, quien, para ayudar a su intuición, estudiaba cuatro horas diarias. Juan y José Manuel han obtenido plaza de auxiliar administrativo. Juan ya es un veterano, estas son las segundas oposiciones que aprueba. José Manuel, por su parte, espera ir ascendiendo en un futuro. Confiemos en que ninguno de ellos llegue a decirnos, como le decían al maestro Larra: «Torni vostè demà».