Con pocas personas se llegan a estrechar tanto los lazos como con una madre. Se dice, incluso, que el cordón umbilical que nos unió a ella durante nueve meses, queda presente a lo largo de toda la vida en forma de una unión inquebrantable. Por eso, y por cosas del márketing, el Día de la Madre se celebra cada primer domingo de mayo como una ocasión para demostrar a esa persona única lo mucho que nos importa y también para agradecerle la entrega, los mimos, las vigilias, los esfuerzos y los sacrificios realizados a lo largo de los años.
Los más entusiastas de esta fecha suelen ser los niños, que se aplican durante días en las aulas de los colegios para elaborar un regalo fet a mà que, al final, es también el que más ilusión le hace a la mamá, porque en su artesanía imperfecta se detecta todo el entusiasmo del mundo. Algunas veces los maridos, o papás, se prestan a participar en el juego del consumismo y entonces son ellos quienes se lucen a la hora de elegir regalos capaces de epatar a la más fría de las mujeres. Los comercios y grandes almacenes de pueblos y ciudades han llenado sus escaparates durante días de toda clase de artículos tentadores para las madres.
Los hay para todos los gustos y tendencias, desde regalos aptos para las más clásicas, amigas de la elegancia y la distinción "bolsos, pañuelos de seda, joyas, alta bisutería, complementos de piel..."; para las más hippies, amantes de lo étnico y el comercio solidario "aceites de aromaterapia, incensarios, bisutería artesanal, objetos de decoración étnicos..."; para las más marchosas "música de todos los ritmos posibles, entradas para el teatro o el cine, abonos para el gimnasio..."; para las más mimosas "perfumes, aceites para masajes, un vale para una sesión de belleza en un centro de estética, un abono para la sauna..."; para las más intelectuales "literatura, ensayos, libros de divulgación, música clásica o new age..."; y para las más veraniegas: bikinis, tops, minifaldas, camisetas, gafas de sol, sombreros... En fin, que madre no hay más que una, pero cada una es diferente y para los gustos se hicieron los colores. Por eso la oferta es amplísima, de todos los precios y estilos.
Pero aún hay quien no encuentra en esta lista de regalos lo más apropiado para su madre. Que no desespere. Hay propuestas más originales, desde una hermosa tarta decorada para la mamá golosa, hasta un fin de semana en un balneario para la madre cansada (siempre que el bolsillo lo permita, claro). Está la posibilidad de invertir en una obra de arte, y cuando las economías no están para demasiadas alegrías puede uno encargar un retrato de mamá al carboncillo, que son más económicos. Vaya, que hay de todo y para todos. Lo importante, a la postre, es complacerla.
A.Michelena
Fotos: Julián Aguirre