El conseller d'Obres Públiques del Govern, Francesc Quetglas, admitió ayer que la tala masiva de los cipreses situados en un lado de la carretera de Valldemossa, entre la Vía de Cintura y la rotonda de Son Tugores, fue un acto «lamentable, poco afortunado» por el que pidió disculpas.
Quetglas manifestó ayer que la tala de los cipreses que daban una imagen singular a este tramo de calzada «fue una decisión precipitada, pero en ningún caso ilegal». El titular de Obres Públiques, departamento que ejecuta el desdoblamiento de la carretera de Valldemossa hasta el campus de la UIB, recordó que el director de la obra realizó una consulta sobre estos árboles y su posible trasplante. Dado el tamaño y edad de los cipreses, los expertos explicaron que las posibilidades de supervivencia eran mínimas, por lo que recomendaron una replantación.
En relación a las críticas vertidas por el teniente de alcalde de Infraestructuras del Ajuntament de Palma, José María Rodríguez, Quetglas dijo que «en el catálogo de bienes a conservar de Cort no hay ninguna alusión a los cipreses». «De haber sido así, los hubiéramos respetado como respetamos la acequia», concluyó.